Mi vida escolar comienza como la de
cualquier otro niño o niña a los 4 años.
Sólo era una pequeñita persona que
comenzaba algo nuevo en su vida. Por los recuerdos que tengo no me
costó mucho separarme de mis padres durante el rato que estaba en el
colegio, con el paso del tiempo comenzó a gustarme bastante.
Esta primera etapa llamada preescolar
duró hasta los 6 años. Hice muchos amigos con los que viví muchos
momentos.
En ese colegio nuestro único trabajo
era sobre todo pasárnoslo bien y jugar con nuestros compañeros.
Recuerdo que cuando llegábamos a clase lo primero que hacíamos era
sacar los juguetes y empezar el día con una bonita sonrisa
disfrutando con nuestros amigos del cole. En esta etapa empecé a
aprender a escribir mi nombre, éste estaba escrito en un papel por
la profesora y yo lo tenía que volver ha escribir en un papel lo
mejor que podía.
La hora del recreo era el mejor momento
del día, cuando sonaba la sirena todos corríamos en busca de una
rueda que había en el patio, aquel que la conseguía se convertía
en la persona mas felíz de todo el colegio.
Cuando acababa el recreo todos los
niños formábamos una fila para lavarnos las manos antes de entrar a
clase, debido a que el patio estaba lleno de arena y nos encantaba
jugar con ella.
En esta etapa de mi vida escolar tengo
que resaltar a una profesora que me acompañó desde los 4 años
hasta los 6, esta se llama Alícia. La recuerdo como una buena
persona que estaba pendiente de sus alumnos y nunca quería verlos
mal su único objetivo era hacernos feliz y que todos nosotros
disfrutásemos.
A continuación, os contaré mi
experiencia durante la primaria. Una experiencia que me llevará seis
años de mi vida .Todo comenzó con un cambio de colegio donde conocí
a mucha gente que comenzaron a formar parte de mi vida.
En la primaria me enfrenté a algo que
se convertía en totalmente nuevo para mí. Nuevas formas de dar
clases, tenía muchos profesores y me tenía que acostumbrar a ello.
Todo era diferente con respecto a la etapa anterior, si tenías
suerte y te tocaba un profesor que te aportaba ¨algo más¨, que te
transmitía su ilusión por enseñar, por aprender cosas nuevas, te
explicaba la verdadera importancia de su asignatura en la vida
cotidiana, la forma en la que puedes aplicarla en la calle y por
decirlo de alguna manera, es como que te aportaba algo como persona.
No sé explicar el verdadero sentimiento que transmite, pero creo que
muchas veces cuando estaba en clase me preguntaba : ¿pero esto para
qué lo quiero yo? Pues esos profesores son los que saben no sólo
contestarte a esa pregunta sino mostrarte la importancia de aquello
que enseñan.
Una vez acabada la primaria comencé la
ESO, lo que significó un gran cambio en mi vida ya que me enfrentaba
a un nuevo ambiente al que no estaba acostumbrada, pero al que poco a
poco me fui acostumbrando y estrechando grandes lazos con compañeros
que actualmente sigo manteniendo una gran amistad. El instituto, como
ya he dicho anteriormente, era algo totalmente nuevo; las clases eran
un poco más grande ya que en cada clase éramos unos veinte y cinco
o treinta alumnos y los profesores, a su vez, eran más exigentes,
con lo cual cada día llevábamos más tareas para casa y los
exámenes eran más complejos.
De esta etapa me gustaría nombrar a
una profesora de matemáticas, la cuál me dio clases durante tres
años seguidos y me enseñó a ser perseverante, tener paciencia y
sobre todo nunca rendirme por aquello que no poseemos tanta destreza,
dejándome cada año para septiembre. Pero debo decir que con el
tiempo le cogí un gran cariño, ya que gracias a estas experiencia
he aprendido el significado de ser constante y, a su vez, dedicarle
más tiempo y paciencia a aquello que nos resulte de mayor
dificultad.
Ya llegó la entrada a bachillerato,
aparentemente no fue mucho cambio en mi caso porque era el mismo
instituto, los mismos compañeros y también algunos profesores
conocidos ,pero en el tema académico fue un gran cambio.
Solo puedo mencionar a una profesora de
Historia de España. A mí esta asignatura no me gustaba, pero la
manera de enseñar me atraía y prestaba más atención. Todos los
días al comienzo de la clase se dedicaba a hacernos preguntas cortas
sobre los temas anteriores, así que tenias que estar atenta para no
dejar pasar nada. A la hora del examen lo único que tenías que
hacer era enlazar los conceptos y las flechas que ya conocías a base
de la repetición.
Segundo se convirtió en el año
pesadilla, pero a pesar de eso fue el mas rápido de todos. Nunca se
me olvidará como desde el primer día de clases hasta el último
siempre nos acompañó una palabra SELECTIVIDAD, algo a lo que nos
teníamos que enfrentar para poder llegar a donde hoy estoy y a pesar
de lo mal que se puede llegar a pasar todos esos momentos son los que
hacen que haya aprendido y hoy sea la persona que soy.
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